4 Típicas Excusas que usan los padres para justificar lo mal que se portan sus hijos y que acaban malcriándolos

En cada aula hay un niño con conductas agresivas. Los padres del alumnado suelen tener conocimiento sobre su mal comportamiento, prohibiéndole a su hijo jugar con él y reclamando a los maestros mayor vigilancia. Si la situación es insostenible, deciden hablar con los progenitores de “la oveja negra”. ¿Qué ocurre cuando los padres defienden la mala conducta de hijos agresores?

Estos niños están en la vereda de enfrente del acoso, son la otra cara de una misma moneda. Ellos son las otras víctimas del bullying.

La actitud de los padres del niño violento suele repetirse: no reprender e incluso excusar las malas acciones de sus hijos. Amparados en frases que ubican al niño agresivo en el lugar de víctima, sentando al agredido en el sillón del acusado, estos padres afirman “reaccionó así porque lo apartaban en el juego”, “les pegó porque se burlaron”.

Se las ingenian buscando causas para la agresión pero evaden las disculpas correspondientes para el niño víctima de la crueldad de su hijo. Así comprendemos la mala conducta del niño, contemplando la falta de límites y el apoyo de sus padres, quienes minimizan o encubren los errores de sus hijos.

Si los padres no caen en cuenta de que sus hijos se equivocan, es difícil. Así que el primer paso que, según el psicólogo Luis Alberto Rengifo, se debe hacer es evaluar qué tipo de hijo tienen en la casa. “Eso solo lo saben los padres. Por ejemplo, cuando llegan las dificultades en el ámbito académico y lo cambian de colegio, y en el nuevo vuelven los problemas, los padres deben caer en cuenta de que algo está pasando”. Aunque, claro, lo ideal es darse cuenta antes.

Después de los 13 años se dificulta aún más la situación porque los menores están más propensos a las adicciones y la delincuencia. “Se debe estar atento al proceso educativo de los hijos en general y buscar ayuda con un profesional de la salud mental”. Hay que identificar en qué puntos de la crianza cometieron equivocaciones los padres.

En general hay dos dimensiones: hacen lo que no deben hacer y lo que no deben hacer lo hacen. “La inconsistencia es un error grave de crianza, se desautorizan, no hay una línea de mando para el niño, no hay reglas definidas; la otra, es sobreprotección, eso hace que no puedan afrontar las dificultades de vida, tiendan al suicidio, y otros comportamientos indebidos”, explica Rengifo.

Consejos para evitar las malas conductas

– Sé un buen ejemplo. Los niños aprenden sobre todo mediante el ejemplo y lo que ven. Importa mucho más lo que hagas que lo que digas, así que si quieres que tu hijo se porte bien, debes evitar los gritos, los insultos, los golpes y las humillaciones en todas tus actuaciones, pero sobre todo con ellos.

– Pon normas y límites. Las normas y los límites son necesarias para los niños y no los frustran, sino que les aportan seguridad. Debes tener una serie de normas básicas consensuadas con tu pareja que no se pueden traspasar. Y, si lo hacen, los niños deben saber cuáles son las consecuencias.

– Nada de educaciones estrictas ni sobreprotectoras. Una educación muy rígida y estricta es perjudicial para el desarrollo del niño y no favorece el buen comportamiento. Del mismo modo tampoco lo hacen la educación sobreprotectora que no permite al niño tomar sus decisiones ni asumir responsabilidades ni hacer nada lejos del amparo de sus padres. Fomenta la autonomía, la libertad y la responsabilidad en tus hijos para que sepan elegir el camino correcto y no se deje influir por malos consejos.

¿Y si nada funciona? Busca ayuda psicológica 

Si nada de lo anterior ha podido cambiar la mala conducta del menor es momento de buscar ayuda profesional, en algunos casos un mal comportamiento recurrente puede ser consecuencia de un trastorno, como por ejemplo de un trastorno depresivo, de un trastorno por déficit de atención con hiperactividad TDAH o de un trastorno psicótico. Un psicólogo será capaz de averiguar por qué tu hijo se porta así (puede tener problemas en casa o el colegio o trastornos del aprendizaje que le hagan portarse de esa forma) y buscar la mejor solución.

Probablemente debas acudir a terapia con el menor para que puedan solucionar conflictos, mejorar la comunicación y los vínculos familiares, pero también será necesario que el niño acuda solo para que el psicólogo trabaje con él el control de las emociones y lo ayude a resolver sus problemas sin recurrir a los golpes y los insultos. De igual modo, puede ser necesario que como padres vayan a terapia para que también puedan imponer acertadamente normas y límites y cómo conseguir que los cumpla.

¿En qué se caracteriza un trastorno de conducta?

Los niños o adolescentes con trastornos de conducta tienen comportamientos de desafío a las figuras de autoridad, enfrentamientos con los adultos o con los iguales, episodios de agresividad física o verbal. Suelen perder la calma fácilmente, se molestan o enfadan por cualquier cosa. Son muy discutidores, molestan a los demás.

En el peor de los casos, pueden verse involucrados frecuentemente en peleas -a menudo las inician ellos mismos- o tener un comportamiento agresivo o acosador hacia otros. Pueden atentar contra las propiedades de los demás debido a un comportamiento destructivo o por robos.

 

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